Ante esta pregunta, si hacemos un ejercicio de introspección interior recordando en los puestos de venta de estos productos su precio, nos responderemos sin duda con un claro, sí. Además, últimamente, también vienen siendo exportados como productos gourmet (más caros de lo convencional) a mercados europeos que parecen tener una mayor responsabilidad ecológica y mayor poder adquisitivo.

Por tanto, nuestra pregunta debería redireccionarse a ¿por qué son más caros los productos ecológicos frente a los que no lo son?. Sin entrar en valoraciones de juicio de que cualquier producto obtenido de su explotación intensiva no debería ser tomado por ecológico (pues modifican la naturaleza indiscutiblemente para beneficio humano), hay una serie de factores que influyen en el tipo de agricultura o ganadería tradicional frente a la que pretende ser menos tóxica con el medio ambiente y que cambian su precio sobremanera.

En este breve artículo haremos una somera mención a estos factores sin profundizar en ellos, para así hacernos una idea. En la agricultura y ganadería tradicional, se ha llevado a cabo el modelo capitalista y de producción en cadena en el que aumentar los beneficios reduciendo costes ha llevado a un sistema débil e insostenible, en el que las especies necesitan continuos mimos y cuidados para poder crecer (insecticidas, plaguicidas, herbicidas, antibióticos, riego, abonos, etc) en el que sólo una especie es cultivada / criada, y por tanto, su pérdida conllevaría la ruina.

La agricultura / ganadería ecológica tienden al modelo más antiguo de criar / sembrar más especies diferentes. Para conseguir la certificación tienen prohibido el uso de ciertos productos químicos (aunque algunos sí que pueden usar) y demostrar que no se han usado en X años. El beneficio es menor, pues los costes y riesgos son mayores (al no poder tratar ciertas plagas con las sustancias químicas legisladas como no ecológicas). Sin embargo, conllevan otra serie de peligros, como el uso de fertilizantes orgánicos, que no debemos olvidar.

Hoy día se vende que los productos ecológicos son de mayor calidad que los no ecológicos, pero en realidad, si las semillas fueran las mismas (pues es el modo en el que se cultiva lo que difiere) poco podemos elucubrar sobre ello. El concepto de calidad depende de cada persona, y como hoy día un producto, además, ha de tener un valor añadido, si éste es la conciencia social y la responsabilidad ecológica, aunque nos vendan aire, no nos importará pagar un poco más para sentirnos mejor con nosotros mismos.

Alicia Cortés

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