Desde que el hombre pisó la Península Ibérica, su principal preocupación fue su propia supervivencia. Así, transcurridos unos milenios de evolución, se llegó al Neolítico, donde el hombre aprendió a domesticar a los animales.

Una vez conseguido este paso, el siguiente era el de crear unas vías de comunicación, que en un principio no fueron otras que aquéllas que la Naturaleza les ofrecía: pasos naturales de ríos, valles, puertos, etc.

A través de estos pasos naturales, se ha ido extendiendo y realizando los primeros intentos de  acercamiento con sus semejantes. Aún hoy día muchos de estos pasos o sendas prehistóricas o históricas se utilizan para pasos de ganado trashumante de los pastos de verano a los de invierno denominados Cañadas de la Vizana.

Siendo los romanos los verdaderos precursores de abrir caminos a través de todas sus colonias conquistadas, y uno de estos caminos que cruzaba toda Extremadura desde el Sur hasta el Norte, es el denominado Calzada o Ruta de la Plata.

A través de los años, una de las principales interrogantes que ha traído de cabeza a los investigadores ha sido el origen del nombre de Calzada de la Plata. Veamos varias interpretaciones que, quizás, en el fondo, todas van a parar a lo mismo, pero con diferentes expresiones toponímicas y fonéticas.

En las comarcas de Coria y Plasencia se le denomina Lindón, por ser la línea divisoria de los Obispados, sirviendo hoy como cordeles de ganados.

A la Calzada de la Plata, en la Edad Media, se le llamaba Guinea, la cual pasa por Cáceres, Salamanca y Zamora. Este nombre de Guinea se halla documentado en otros sitios como derivado de equinea. En lo referente a este nombre, o apelativo medieval de Calzada de Guinea, no es probable que fuese dado a la calzada romana, sino más bien a la Cañada de ganados que tanto, unas veces por su lado, como otras más distantes, pero normalmente paralelas a ellas, marcha por estos territorios.

Otras de las posibilidades podría ser de origen árabe, denominándose pavimento y con una pronunciación de balath. El sonido al español suena como plata, pudiéndose relacionar a ciertas palabras árabes como: BaLaTa cortar, BaLaTa enlosar, Baláta losa, ladrillo. De este sonido se han formado varios topónimos españoles como: Albalatillo (Huesca), Albalate (Cuenca), Albalat (Valencia).

Hoy día, en Siria, también se le denomina BaLaTa al camino que aparece enlosado con piedras irregulares y grandes. En estas palabras, la vocal a entre la B y L está tan cerrada que apenas se pronuncia, dando al oído humano el sonido de plata. Es curioso que, aun hoy, el nombre de Camino de la Plata se conserve precisamente sólo allí donde el camino tiene las características de embaldosado.

La zona Sur era uno de tramos más importantes de la provincia de Lusitania, siendo su eje s principal la Capital Emérita Augusta; desde aquí se tupía una gran red permitiendo una acción romanizadora de toda la provincia, siendo lo más probable que el apelativo de Ruta de la Plata lo fuera para toda la vía, desde el Sur hasta el Norte. 

Pero la Calzada de la Plata no es sino un pequeño fragmento de la vía que sólo se conserva en ciertos tramos de las provincias de Cáceres y Salamanca. En el resto de los trazados, o se pierde el nombre en su totalidad o, por el contrario, sólo queda a seguir como Cañada ganadera. Además, tras la ruina del Imperio Romano y las invasiones visigodas y árabes, parece poco probable que siguiese llevando este nombre.

En lo que respecta a la función de esta Calzada o Ruta de la Plata, en su origen, parece ser  que su fin fue prácticamente militar, tanto en su recorrido  norte como sur.

En la República sirvió como línea de movimiento para dominar la zona entre el Tajo y Guadiana, en una época crítica de luchas entre los nativos (indígenas) y romanos.

Con Augusto como Emperador, en el tramo sur de la región, queda definitivamente pacificado, aunque no rotundamente romanizado, como la provincia Baética. Augusto separa de la España Ulterior una nueva provincia, la denomina Lusitania, a la que da una nueva capitalidad: Emérita Augusta.

La fecha de esta nueva división de Hispania en tres provincias es el 27 a. de C. Dos años después es creada, como capital de la nueva provincia, Emérita Augusta, siendo una ciudad artificial y totalmente administrativa y, con todo ello, las rutas de todos los puntos de la nueva división iban a concurrir a ella como cabeza.

De esta manera, la Vía de la Plata, sin dejar de tener en los comienzos un carácter militar, ya que debía servir al ejército en campañas de medio de comunicación con territorios romanizados, tomando a un tiempo un carácter administrativo, base del dominio romano. Así, todos los habitantes de estas regiones tenían una vía asequible para acercarse a la nueva capital a resolver sus asuntos. De esta manera, la máquina del gobierno y administración de la provincia, podía extenderse desde la capital a cualquier punto de la región con el mínimo de riesgo.

La explotación de los metales, y el dominio romano, en suma, acaba con las invasiones, hacia el 400. Este sería el momento también en que la Calzada se arruina. Una vez perdido el fin primordial que la sostenía no tenía razón de existir. Las rutas siguen otras direcciones y la calzada se va desmoronando hasta que, siglos más tarde, los árabes la redescubren y la utilizan como vía de penetración hacia el norte, dándole un nombre que es el que ha perdurado hasta hoy:   EL CAMINO DE LA PLATA. 

José Antonio Amador

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