Trash art. El arte urbano de Pájaro

Seguro que habréis visto su obra por las paredes de alguna ciudad. Es Francisco de Pájaro, un artista urbano de Zafra que vuela alto. Cuando sabes que ha venido ya está de vuelta hacia otra ciudad pintando por las calles su anti-arte lleno de acidez denunciando la hipocresía del mercado y los intereses ocultos porque, como repite en su lema, el arte es basura.   

Pájaro inició su vuelo a fines de siglo XX trabajando como diseñador y de ahí la concepción gráfica que subyace en gran parte de su obra. Tras una primera etapa artística ligada al surrealismo y al cubismo (hasta 2005) va a atravesar por una fase expresionista para enseguida derivar en el arte urbano, que lleva cultivando desde el 2009-10 hasta la fecha y en donde expresa mejor toda su cosmovisión.

 Su progresivo afianzamiento artístico le llevó a reconsiderar los parámetros de su trabajo, concluyendo que el mundo institucionalizado del arte  es una pura idea mercantil sin valor puramente artístico, de ahí que repita su lema el arte es basura  insistente y explícitamente en sus obras, unas obras creadas desde la pura basura en su reivindicación socio-política (influencia del arte povera italiano) en intervenciones urbanas, mezclando diversos materiales y creando un discurso autónomo que nos recuerda al anti-arte de la corriente fluxus tendencia artística heredera del dadá e integrado en el arte conceptual de los años 60 entre Europa y América.

Precisamente ese internacionalismo también va asociado a la personalidad artística de Pájaro. Su anti-arte no se encuentra en las galerías sino en las calles de las ciudades donde se asienta temporalmente. Barcelona, Londres y Nueva York son algunos de sus escenarios. El arte al contacto directo del público fuera de las galerías, arte invendible pero (como causa y consecuencia) compartido con la comunidad.

Pájaro utiliza la basura como metáfora de nuestra sociedad y a la vez, desde la propia materialidad de la basura o desecho (entidad marginal), Pájaro nos muestra (a nosotros como espectadores), la paradoja de conferir a la basura su propia entidad artística en su obra efímera, (fugaz como un suspiro en el tiempo) sin dejar nunca su guiño cómico o irónico en el proceso.

Mañana ¿quién sabe dónde estará?. Cuando vamos, él ya se ha ido. Sabréis dónde ha parado Pájaro por el rastro que va dejando. Es la estética de la desaparición. Ave errante, el Pájaro vuela libre.

 

José Juan Martínez Bueso

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