Perdido en la galaxia (3/3)

La inteligencia artificial es un tema tradicional en nuestra cultura occidental que trata de explorar las relaciones emocionales entre los humanos y unas máquinas cada vez más  humanizadas con una dimensión filosófica sobre una base más o menos tecnológica o futurista. De esta manera hemos planteado en el Taller club Literario Madreselva la situación inicial de un extraño ser enmarañado en el caos, una situación que le sobrepasa al carecer de recursos para solucionar la situación donde está inmerso, relatada por él mismo. El relato inicial  es objetivado y procesado por tres miembros del Taller-Club literario Madreselva que han afrontado su conclusión interpretando la historia desde una relación maternal en el caso de Olga Alfonso. Raúl Martínez se enfrenta tangencialmente al asunto desde la paranoia destructiva de un adolescente y finalmente Claudia Vázquez enfoca la situación en un delirio científico de sobreprotección. Tres enfoques sobre una misma situación inicial a propuesta de nuestro Taller-Club Literario que nos hacen reflexionar sobre la dimensión humana y científica que está tomando la tecnología de hoy. 

Situación inicial

 

Inteligencia biónica (3/3)

Claudia Vázquez Santos

 

Robot Sirius V, así era el nombre del robot biónico creado por “ Enterprise Bio-Robots” en la planta de  investigación y desarrollo tecnológico situada en el desierto de Arizona,  destinada a dotar a dichos robots de nuevas funciones que fueran ejecutadas en un ambiente doméstico.

Las últimas investigaciones obtuvieron unos resultados sorprendentes, pues ya se contaba con una tecnología muy avanzada en el desarrollo de nuevas capacitaciones, centrándose en la utilización de dichos robots para trabajos en el sector médico, ya que fueron capaces de operar, realizar trasplantes, así como implantes diversos a través de tecnología de nano-partículas integradas en conexiones subcutáneas.

Pero se trataba en estos momentos de avanzar un paso más y corresponder a las necesidades y demandas de una sociedad donde no había tiempo o no se tenía interés por realizar tareas domésticas; y es ahí donde comenzó la creación de robots-biónicos para atender esa demanda inminente, pero que en sus inicios serían enviados a familias seleccionadas, siendo Sirius V uno de los primeros en ser destinado a una de ellas en periodo de prueba.

La familia Sanders fue de las primeras elegidas para  convivir con este ejemplar biónico en Illinois, armándose un gran revuelo ante tal acontecimiento pues todos querían ser los próximos elegidos por la corporación, pero antes había que observar su comportamiento ante las situaciones cotidianas, dadas en un entorno familiar y de comunidad vecinal, no podían correr riesgos.

El robot  biónico Sirius V se integró asombrosamente bien dentro del hogar familiar conformado por John, Hellen y su hija Charise, los cuales, estaban encantados cada uno de ellos con la llegada de ese nuevo “familiar”, pues debía tratarse de eso, de un nuevo miembro en el que  habría que delegar las tareas del hogar  y las posteriores salidas a la ciudad una vez se encontraran plenamente seguros de su autonomía y valía  ante cualquier contrariedad.

Tras seis meses dedicado a tareas encomendadas por la madre, tales como preparación de comidas, utilización de utensilios varios, ayuda con los deberes a la pequeña, etc… llegó el momento de probar su eficacia en gestiones externas al hogar. La primera vez el matrimonio lo llevó a un parque cercano para ver su reacción ante la cercanía de niños y mayores; estaba programado de tal manera que su lenguaje se adaptaba tanto a adultos como a pequeños, adquiriendo su habla entonaciones infantiles y maduras; otra característica a su favor era que llevaba integrado un sistema de reconocimiento de idiomas que le hacían un robot completo en ese sentido; los más pequeños jugaban con él como si fuese uno más y Sirius mostraba por primera vez sus emociones, dando saltitos pequeños e iluminando sus ojos con luces centelleantes…

Charise se encariñó desde el primer momento con él, jugando en sus ratos libres, aprendiendo nuevos juegos y disfrutando de los paseos por la manzana, donde había una pequeña tienda regentada por un viejo cascarrabias, tacaño, donde los padres de la pequeña acudían a realizar sus compras diarias más bien por la cercanía que no por su simpatía….

Sirius era un robot simpático y alegre, había aprendido mucho en los últimos meses y se encontraba ya a punto para dar el salto a realizar otras gestiones de manera autónoma y segura según el último informe emitido por la corporación… pero Sirius guardaba un secreto, había aprendido junto a Charise a que si hacía algo de lo que arrepentirse lograra disimularlo bastante bien, con ella se escondía en el cuarto y jugaban al juego de policías y ladrones, siendo éste último su papel, habiéndose convertido en todo un experto, Charise le llegó a nombrar Al Capone, el gansgter de Illinois…

Los dos ideaban cada vez más travesuras en el vecindario, pero nadie sospechaba de ellos hasta que…sucedió  algo que cambiaría el curso de los acontecimientos, una mañana Charise tuvo que quedarse con la vecina pues sus padres habían salido a visitar a su tia enferma, y le mandó a Sirius que fuera a por chocolate a la tienda donde compraba su madre todo lo necesario; el pequeño robot ya se sabía el camino de las veces que había acudído con Hellen y ya sabía qué hablar con el tendero, hacía uso de los códigos de educación que se encontraban integrados en su programa informático interno, pero que por alguna extraña razón y supuestamente debido a la alteración de esos códigos por otros nuevos que él fue asimilando por asumir el juego de ladronzuelo, se produjo una alteración del sistema que dio lugar al siguiente hecho:

Nada más llegar a la tienda saludó de una manera un tanto extraña al tendero, le soltó un “Buenos días, tío“, a lo cual, el Sr. Douglas se quedó un tanto atónito, pero no dándole mucha importancia siguió trabajando …situación que aprovechó Sirius para sigilosamente observarlo desde una de las estanterías, y, con cuidado de no ser visto,  asomando levemente su faz de robot, su brazo extensible hizo acopio de más de una chocolatina colocada en los estantes.

Se dirigió hacia la puerta diciéndole al tendero que lo que había allí no servía para nada, que todo estaba rancio y caduco, no dándole tiempo a aquél a responderle pues salió dando pequeños saltitos y propulsándose con un motor adherido a su parte posterior, yendo calle abajo sorteando cualquier obstáculo en su camino.

Nada más llegar a casa, le contó lo sucedido a Charise, alegrándose de lo que había hecho, ambos rieron esa tarde como nunca y la niña se quedó contentísima de su hazaña sin que nadie se percatara.

Al día siguiente Hellen envió a Sirius a comprar varias cosas a la tienda, como siempre Sirius era sumamente servicial , pero ya había aprendido a comportarse de otra manera y quería agradar a su “ madre “…Se dispuso a dar su vuelta por la manzana hasta que llegó a la tienda, en uno de los laterales de su indumentaria le había colocado Hellen el dinero para pagarle al tendero; cuando hubo adquirido todos los alimentos y a su paso por caja, le mostró el tendero el ticket, mas el pequeño robot en un impulso rápido hizo sonar las alarmas del local, siendo esto posible gracias a las aplicaciones remotas que disponía en su centro de operaciones interno,  tras ese ruido y aprovechando el alboroto de la gente salió disparado con toda la compra sin pagar, en dirección a la calle, donde se propulsó nuevamente llegando en dos minutos a su casa.

Hellen lo recibió y Sirius haciendo una mueca con  su peculiar boca, le tendió el dinero encima de la mesa, le dijo lo que había hecho y que nadie se habia dado cuenta.

Hellen le reprendió y él con sus ojitos entornados y sus luces a medio apagar, no comprendía qué es lo que había hecho mal, él solo quería agradarla como a Charise y no entendía el porqué de su enfado. Ella le explicó que eso no estaba nada bien y que sería castigado. Al cabo de unos minutos se presentó el tendero en su casa recriminándoles el hecho acaecido con Sirius en su tienda, sumamente enfadado les amenazó con advertir a las autoridades de su acción si no ponían remedio.

Sirius escuchaba atentamente desde el fondo de la cocina y sus ojos se iluminaban rápidamente  en zig-zag tratando de procesar las palabras y emociones del tendero que le suponían una amenaza para su familia.

La situación se complicó a la mañana siguiente cuando sin que nadie lo viese salir de casa, ya al alba, se acercó a la tienda, y cuando el tendero estaba abriendo la puerta, le espetó un “ ¡Arriba las manos, esto es un atraco!”, le culpaba del enfado de Hellen y de su castigo; el tendero se asustó pero cuando vio que era Sirius , se le enturbió la mirada puesto que él había sido el culpable de que mucha gente se fuera el dia anterior sin pagar la compra; sin demora le dio una patada, a la cual, respondió el pequeño robot con dos más y gritándole que él era el gánsgter de Illinois.

Tras el alboroto y llegada de viandantes, la policía se personó en la tienda, deteniendo a Sirius, siendo llevado a las dependencias de la  Enterprise Bio-Robots sin demora; la familia fue avisada y fue desprovista de la tutela de Sirius.

El departamento procedió a la revisión del sistema interno de programación y detectó una desconexión del sistema frontal relacionado con la conciencia cívica , no pudiendo determinar las causas del fallo, por lo cual, tomaron una decisión drástica ante la imposibilidad de nuevas conexiones, enviando a Sirius al departamento de robots biónicos no adaptados, donde procedieron al borrado de todo recuerdo, y allí en la sala de recuperación, de repente se quedó nadando en un limbo imaginario donde de pronto se encontró sólo, sin dependencia de nadie, en un centro comercial creado por sus pensamientos que no se habían ido del todo,  donde le ofrecían cosas como a cualquier otro, podía sentir y hablar en un entorno donde era uno más,  por primera vez en su corta vida se sintió como un humano, soñaba que había alcanzado la felicidad.

 

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