Ponga un mentor en su vida

Rasgos y ventajas del mentoring respecto al coaching y la consultoría

 

Mentor no es una palabra nueva, un anglicismo o un tecnicismo. La palabra mentor viene de la mitología griega. Así, Mentor era un personaje de la Odisea, a quien Ulises dejó encargada la educación de Telémaco, su hijo, mientras este se dedicaba con fruición a guerrear en la campaña de Troya. Como puede verse, no es la única palabra que se dedica, en los días actuales, a elementos del bussiness o de la tecnología relacionada con los aspectos mitológicos.

Un mentor, en la actualidad, es la persona que dedica su tiempo, esfuerzo y, sobre todo, su conocimiento en el apoyo a aquella persona que lo necesita. Hay varios nombres para esta persona, la que solicita el apoyo de un mentor: en inglés se dice mentee, pero nosotros hablaremos de mentorado (que la Real Academia de la Lengua y la sintaxis nos perdonen).

Después de toda esta introducción, ¿por qué hablamos de los mentores? ¿Por qué hablamos del mentoring? En la sociedad actual, donde las administraciones públicas promocionan el emprendimiento, la innovación, el autoempleo, es importante contar con un figura, el mentor, que pone su experiencia al servicio de aquellos que lo necesitan. Es importante contar con la figura de un guía, una persona que ha pasado por el fracaso y por el éxito (en la medida en que esto es medible, por supuesto), una persona con diferentes perspectivas vitales pero, sobre todo, con un alto grado de conocimiento y la experiencia en diferentes áreas.

Una vez dicho esto, mentor, consultor o coach a veces se confunden. ¿Cuál es la diferencia entre mentoring, coaching y consultoría? La consultoría es un proceso por el cual se proporcionan servicios profesionales retribuidos en áreas específicas. En cuanto al coaching, es un proceso por el cual se trabajan habilidades personales específicas, bajo el principio, como yo digo, de no inferencia. Es decir, el coach no se implica en la adquisición de dichas habilidades; es el propio coachee quién las adquiere en un proceso de autoconocimiento personal. El mentor, en cambio, se implica. Acompaña o guía en la toma de decisiones, en la solución de problemas o retos, y proporciona consejo o asesoramiento en cómo definir e implementar ciertas acciones desarrolladas con la puesta en marcha o gestión de los negocios.

Pero, ¿por qué un mentor quiere poner a disposición de un mentorado a su persona en un proceso de mentoring? Por varios factores. En primer lugar, por un sentido meramente altruista. Hay personas que, en esta sociedad de competitividad extrema, aún quieren proporcionar sus conocimientos y tiempo para que otras personas tengan éxito. En segundo lugar, por reconocimiento. Ser mentor significa que, en cierta forma, tu experiencia, tu bagaje y tus conocimientos son reconocidos, puestos en valor.

Y hay gente que se mueve por reconocimiento. Yo añadiría, a fuer de ser considerado como objeto de un anatema, por curiosidad. Yo siento curiosidad por ver cómo son otras ideas de negocio, otros emprendedores; cómo se afrontan en la actualidad la puesta en marcha de los mismos; cómo se trabaja en entornos distribuidos, etc.

Las Administraciones Públicas han reconocido, últimamente, esta figura de mentor y lo están potenciando en sus programas de apoyo a emprendedores. Diferentes instituciones regionales (el IGAPE en Galicia, madri+d en la Comunidad de Madrid, y en la actualidad la Dirección General de Empresa y Competitividad en Extremadura) han puesto en marcha programas de apoyo al emprendedor basados en establecer y potenciar una red de mentores. En mi caso, como presidente en Extremadura de AMCES (la Asociación Española de Mentoring), creo que esto es un elemento que debe ser potenciado. Pero también entiendo que es un elemento que debe ser mirado con cuidado, mimado. Y considero que, para su éxito, debe ser considerado en toda su amplitud.

El éxito de los programas de mentoring no está en la oferta. En la actualidad, en AMCES contamos con más de 700 mentores registrados, un éxito teniendo en cuenta que la Asociación está operativa, lato sensu, desde julio/agosto de este año. El problema está en la demanda. Todos los programas de mentoring tiene problemas para captar potenciales mentorados. ¿Por qué? Pues yo creo que, prácticamente, porque no se conoce en profanidad la figura del mentor, el proceso de mentoring y las ventajas que esto proporciona. Recientemente, en el inicio de un proceso de mentoring, mi mentorada me dijo “¿Y tú qué ganas con esto? ¿Qué sacas con esto?” Aquí, por tanto, está el quiz de la cuestión. Es necesario un proceso de educación en el mentoring, un proceso de difusión y de comunicación que permita a los potenciales beneficiarios conoce y entender las ventajas del proceso de mentoring.

Y esto creo que es algo que debe resolverse. Con los medios actuales, es posible mantener reuniones virtuales y conectar con sitios remotos (en aquellos pueblos o lugares que pueblan nuestra agraciada orografía extremeña), es posible proporcionar servicios de mentoring efectivos a cualquier emprendedor o empresario que lo necesite. Sólo hace falta un ordenador, una conexión a internet, y voluntad. Y la voluntad ya existe en los mentores.

Así es que déjese llevar. Ponga un mentor en su vida…  Profesional, claro.

 

 

 

Alberto Arroyo

 Gerente de ALAMCIA, y Presidente en Extremadura de AMCES,

Asociación Española de Mentoring

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