G Dupont, promotor 3/5

Soy G Dupont: directivo de una empresa de hidrocarburos, de origen francés, afincado en el norte de España trabajando en una multinacional dedicada a la energía.

Estoy felizmente casado y soy padre de un hijo. Mi esposa Solange es algo celosilla y continuamente me dice, que las mujeres me devoran con los ojos, la verdad es que yo no soy muy consciente de ello, pues mi vida matrimonial transcurre dentro de una apacible monotonía, mientras mi vida profesional lo hace con bastante éxito y con dedicación absoluta que no me permite apreciar lo que, a criterio de mi esposa, sucede con las mujeres que me rodean.

No obstante, me gustaría narrarles un hecho insólito ocurrido hace pocos meses en las oficinas de mi empresa.

Estaba yo inserto en unos documentos importantes de los cuales dependían la adjudicación de unos servicios técnicos para un laboratorio hispano-francés que permitirían la continuidad de la empresa durante 5 años más, cuando noté que mi secretaría, la señorita Victoria, deslizaba sus manos entres las mías, a través del documento. Sorprendido por el atrevimiento y antes de que mi mente pudiera analizar la situación con claridad, puso una de las manos en mi pierna y dejó su boca a pocos centímetros de la mía.

Bruscamente se abrió la puerta del despacho entrando Solange con un par de paquetes en cada mano y con una voz entre profunda y amenazante dijo: ¡que es esto…!

De nada valieron mis explicaciones y que semanas después mi secretaria fuera sustituida por otra, cambiada de departamento y enviada a una pequeña sucursal en el sur de Francia. Fui condenado a dormir en el sofá durante meses (debo recordar que tengo que cambiar de sofá por si tengo una situación parecida) existen sofás que no están hecho para dormir, independientemente que sea lo último de lo último y te haya costado más que el utilitario que tiene mi mujer y que he tenido que usar yo durante todo el tiempo de reconciliación, mientras ella usaba el último modelo de Mercedes que me pasaba la empresa de acuerdo con mi posición en la misma.

Por fin, cuando menos lo esperaba, desaparecieron las nubes de tormenta y un cálido fuego fue apareciendo en nuestros corazones y ambos caímos abrazados sobre la cama al estilo de Nueve Semanas y Media. Nos volvimos a jurar amor eterno y fueron aclaradas las situaciones de relaciones no consentidas, nos pedimos mutuamente perdón y nos juramos comunicación que evitaran la situación vivida.

A la mañana siguiente, y cuando me dirigía hacia la oficina, sonó una llamada en el teléfono del coche, era Solange, declarándome nuevamente su amor y haciéndome saber que sería más comprensiva y analítica si un problema parecido se interponía entre nosotros y comunicándome que se pasaría a la salida de mi trabajo para que la acompañara a realizar unas compras; costumbre que se han extendido hasta el día de hoy por esa o diversas causas.

 

-          ¿Solange? No puedo salir todos los días a la hora en punto de la oficina

-          Pues tendrás que esperar hasta que acabe algún trabajo

-          No, no me mira la telefonista, me saluda porque me marcho

-          Por favor Solange, las mujeres no se vuelven para mirarme

-          Yo creo que a este paso solo nos podrán atender personal masculino

-          Basta, Solange, volvámonos a casa.

Todo esto es un pequeño martirio que sufro a diario, pero que queda sobradamente compensado por la dedicación de Solange a nuestro hijo, por su belleza, por sus atenciones cuando estoy en casa y por cómo lleva la organización del hogar en el que ella es innegablemente la Jefa.         

Hace unos días, he recibido la llamada de la dirección de mi empresa para que conjuntamente con un equipo de profesionales nos dirijamos a una empresa situada en un lugar de Cantabria, con el fin de poner en marcha la cadena de fabricación. Esta es una empresa participada por la nuestra, de ahí la importancia que tiene para El Consejo, que todo salga a la perfección.

El equipo al completo, se alojará a las afuera de la ciudad en un hotelito con el fin de estar cómodos. Este hotelito es de los llamados con estilo y estamos encantados con las habitaciones, fundamentales para nuestro descanso, así como con el personal que nos atiende. Especialmente con Roberto el recepcionista, siempre atento y educado y resolviendo con maestría cualquiera de las pequeñas dificultades que inevitablemente surgen en estos desplazamientos.

Desde un principio Solange, no se ha tomado a bien este viaje y como era de suponer todos los días me llama minutos antes de irme hacia el trabajo y por las noches para según ella informarme de la situación familiar.

Ayer por la mañana me extrañó mucho no recibir su llamada, pero como me dijo que había recibido la visita de su madre, por lo que no di importancia a la ausencia de la llamada.

Por la tarde recibí en el hotel una llamada histérica de mi mujer diciendo que había contestado una voz femenina en su llamada matutina y que sin más explicaciones me solicitaba el divorcio y que no pensara en ver más a los niños.

Extrañado me dirigí a la dirección del hotel pidiendo explicaciones de como una voz femenina podía contestar al teléfono en mi habitación y en mi ausencia. Esta me dijo que investigaría para contestar a mis exigencias y nervioso y expectante estoy esperando su respuesta…

 

Antonio Garfia

 

Las otras piezas del puzzle

A ritmo de jazz 

Roberto

G Dupont promotor

Una llamada inesperada 

Una mala caída 

 

Comentarios

Enviar un comentario

Para poder comentar debes estar registrado. Regístrate o accede a tu cuenta.

No hay comentarios por el momento.


Produce Madreselva Servicios Culturales, S.C.
revistamadreselva@gmail.com
Apdo. Correos 381, 06300 Zafra (Badajoz)
Aviso Legal | Servicios | Publicidad
Utopia.es - Internet más cerca
Aviso

Utilizamos cookies propias y de terceros para el análisis de la navegación de los usuarios. Si continua navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Ok Más información