¿Y cómo reciben los niños el mensaje que transmites en "Wangari, la niña árbol"?

La obra se estrenó en el 2012 y aún seguimos teniendo actuaciones. En el camino nos dimos cuenta de que no es una obra solo para niños sino que va mucho más allá de lo que nos podíamos haber imaginado, como por ejemplo la magnífica recepción que tuvimos en el Festival Internacional de Danza Contemporánea en Morelia, México, que es un festival muy comprometido con la reforestación de Michoacán por la cantidad de zonas que se están desforestando debido a la plantación de kiwis. Recuerdo también un chico que abogaba por la conservación de nuestras zonas verdes en la Puerta del Sol de Madrid y ponía como referencia nuestro espectáculo por su mensaje, y curiosamente, la gente que había visto la obra comenzó a llamarle el 'pequeño colibrí'.

Sin caer en los dogmatismos, que es algo que cuido mucho en mis espectáculos, la gente se queda con el mensaje de una forma muy concreta y ve la posibilidad de poner su granito de arena en su realidad del día a día, lo que para mí es una de las mayores satisfacciones.

El teatro no es solo divertimento sino que debe contar algo que nutra a las personas, generando emociones, sensaciones y trasmitiendo belleza, algo que como creadora es muy importante para mí. Cuando comienzo el montaje de un espectáculo no pienso en el gran público, ya que considero que es imposible que lo que haces guste a todo el mundo, sino que pienso en lo que yo como espectadora desearía ver, y esa es mi forma de transmitir verdad en lo que hago.

 ¿De qué montaje estás más satisfecha y porqué?

 Normalmente suele ser de los últimos, estoy muy satisfecha con 'El Lago de los Cisnes' en coproducción con otras dos compañías, y también con 'El hilo rojo del destino: El viaje de Violeta' creada para la productora 'Las 4 esquinas'. Pero si tengo que elegir uno creo que al que le tengo más cariño es a 'María Zambrano', que me llevó mucho tiempo de investigación, con mucha dificultad, y que en un momento me hizo entrar como en una crisis de pensar que necesitaba mucho más tiempo para poder leer toda su obra, de no sentirme suficientemente preparada para abordarla sin haber logrado leer todo lo que ha escrito. Ante una figura tan emblemática y con la complejidad de su vida y su obra, sentí que era imposible que en una hora de espectáculo yo pudiera transmitir todo lo que María Zambrano es y lo que representa. Pero lo interesante de esta profesión es que al final lo que llevas a escena es lo que a ti te engancha del personaje.  Podrían hacerse muchísimos montajes sobre María Zambrano, pero aquí está recogido lo que más nos conectó, tanto a mí como a Itziar, y además fue muy especial, porque durante el proceso de creación sentí que la propia obra me iba 'chivando' por dónde ir, ya que a través de la intuición y de los sueños me llegaban palabras y frases concretas de su obra que yo no había leído y que me guiaban.

Mi forma de trabajar con la compañía Karlik, es haciendo un proceso de investigación y de creación en el que me enfrento a un vacío que no sé adónde me va a llevar, y que durante el desarrollo va cobrando vida y desde esa fuerza que se detona y que es la que manda, voy creando el libreto, las coreografías y la puesta en escena.

Algo muy diferente al montaje de El Lago de los Cisnes, que fue una codirección con Francisco Negro de la Cía. Morfeo Teatro, con quien hubo un encuentro maravilloso que facilitó mucho toda la puesta en escena, y que me permitió disfrutar del placer de montar una obra desde un libreto magníficamente escrito.

¿Consideras que los circuitos de teatro y danza son suficientes en Extremadura? ¿Se necesita más apoyo e implicación por parte de las instituciones? 

A nivel general debo decir que siempre se necesita más. Ahora hay muchísimas compañías y muy pocos circuitos, así que las compañías necesitamos estar realizando nuevos montajes continuamente para ser contratadas, y eso ha generado una sobre producción de espectáculos, y si no se crean más circuitos estamos atrapados en una pescadilla que se muerde la cola.

Hace unos 10 años cuando acudíamos a festivales todos nos conocíamos y los programadores tenían una relación más cercana con las compañías, pero últimamente ha habido un incremento exacerbado de distribuidores lo que ha cambiado mucho el situación. Por supuesto que la labor de los distribuidores es importantísima para nosotros, pero ahora la mayoría de las compañías tenemos 3 o 4 distribuidores dependiendo de la zona, y eso ha generado que a veces en las ferias haya más distribuidores que programadores y compañías, y si el distribuidor se convierte en una figura más importante que los propios artistas estamos perdiendo algo. Algunas de las ferias ya se han convertido en el territorio de algunas distribuidoras y si ellos no te llevan ahí ya no entras, entre otras cosas porque los programadores ya no van a las ferias sino que funcionan con los listados que los distribuidores les ofrecen. Y dejo claro que no es una crítica porque esto es parte de la evolución del panorama teatral y artístico, pero sí es un llamado de atención porque se ha perdido mucho el contacto personal y ahora la relación con el artista es más distante, y a veces la distribución depende más de lo que dictan los distribuidores que del nivel artístico de las obras, y eso te hace sentir más que como un artista como un objeto de mercado.        

¿Cómo surge el Laboratorio de Investigación de Artes Escénicas La Puerta Abierta y cuáles son sus objetivos?

Surge de mi necesidad de tener un tiempo y un lugar para la investigación y experimentación, ya que descontando los 5 meses de investigación personal que hago previos a un montaje, a la hora de trabajar con los actores vas a proceso de producción durante dos meses y ya no hay tiempo para más. Es cierto que tanto los actores como los bailarines tienen su tiempo de entrenamiento cotidiano, pero no es lo mismo el entrenamiento que la investigación. A eso le sumo que estaban comenzando a salir las nuevas promociones de la ESAD de Cáceres y yo sentía la necesidad de darles a esos chavales, que cuando acaban la carrera se preguntan ¿y ahora qué?, el espacio para que pudieran seguir investigando y experimentando. Yo creo en los actores y bailarines creadores y no en las marionetas, así que este espacio les da la posibilidad de tener un bagaje de experiencia y muchas más herramientas para aportar en sus trabajos como artistas. Ya contaba con que esos espacios de investigación se iban a dar por etapas porque dependía de los compromisos laborales, así que justo tenía como unos 4 meses más o menos libres y fue el momento para iniciarlo en la Academia de Danza Sbelta de Cáceres y puse ahí la energía y el empuje para que estos chavales jóvenes tuvieran una puerta abierta, y por eso se llamó así, para que el espacio no dependiera de mi y esa puerta estuviera abierta para cualquier propuesta artística de experimentación previa a un montaje, cuando aún no hay necesidades técnicas. También están las compañías en residencia de La Nave que vienen a hacer un trabajo de investigación, pero ahí intentamos dar lugar a grupos que ya tienen el trabajo muy avanzado para que puedan aprovechar el escenario y las instalaciones técnicas.  

 ¿Hay alguna idea guardada en el cajón que aún no has logrado poner en escena?

Sí, tengo varias. Hace muchos años después de un montaje me encontraba con el vacío de no saber qué sería lo próximo, pero ahora se me agolpan las ideas, jajaja, será la edad… Cuando monto una obra siempre hay hilos que se quedan colgando y pienso "esto es para otro montaje".

Hay un tema que está ahí, aunque todavía no he investigado suficientemente, tiene que ver con Ifigenia y el tema del sacrificio, la consagración de la primavera, Stravinski, etc. En "El Viaje de las Heroidas" ya trabajamos un poco sobre la figura de la Kore, la doncella, la muchacha indecible…, pero considero que todavía hay mucho que decir, por ejemplo sobre el sacrificio humano, que lo enlazo con lo que está pasando con nuestros jóvenes que tienen que emigrar por cuestiones laborales. Tenemos a las generaciones mejor formadas de toda la historia de nuestro país y tienen que irse fuera. Las etapas gloriosas de grandes poetas, literatos, artistas y filósofos, casualmente han sido truncadas. Durante la guerra civil los artistas, los grandes ingenios y pensadores tuvieron que emigrar, ya que el poder es lo primero que se quita de en medio para crear una sociedad 'no pensante', y esto que está pasando ahora no deja de ser otra guerra, en este caso económica, y otra vez se está echando fuera a los más preparados. Parece que España prefiere tener una sociedad mediocre, ya que cuando el pensamiento y el arte comienzan a florecer, por unos hechos o por otros se acaba con ello de un tajo.

¿Qué le falta por hacer a Cristina Silveira, artísticamente hablando?

Mucho, creo que todo, jajaja. Cuando me enfrento a algo nuevo surge el fantasma de "esto ya lo he hecho, esto ya lo he dicho", siempre se está ante el abismo para no utilizar las primeras herramientas que te vienen de la mano.

Ahora estamos en pleno proceso del montaje sobre Miguel Hernández para Zeta Teatro, y me surgen todas las dudas de porqué hacer un montaje sobre alguien del que se ha dicho tanto, y qué puedo aportar de nuevo, es el vacío del papel en blanco para el creador. Mi espíritu se nutre del miedo, de la duda, por el nivel de exigencia conmigo misma en la búsqueda, por la necesidad de sorprenderme para mantener el entusiasmo después de tantos años de trabajo y para mi es algo muy, muy positivo, porque eso es lo que continuamente me hace ir más allá.

(vuelve a la 1ª parte de la entrevista)

Myriam Verónica G. Lago

Licenciada en Geografía e Historia. Directora de teatro. Terapeuta psico-corporal y de la risa.  Experta en inteligencia emocional. Responsable en Cáceres de Madreselva. Gestión comercial/marketing

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