Un mundo muy próximo: los últimos paganos

El dramaturgo Agustín Iglesias nos habla sobre su última obra teatral producida por Magda García-Arenal desde Guirigai Teatro

Los últimos paganos es la versión teatral de la novela del mismo título de Luis Díaz Viana, ganadora del premio Ciudad de Salamanca de Novela 2010.

La versión teatral surge de un encargo del director del Museo de las Villas Romanas en Almenaradel Adaja (Valladolid), Pedro Macías, que pide a Luis Díaz y Agustín Iglesias realizar una adaptación teatral de la novela, que pueda representarse en el patio central de la casa romana reconstruida para el Museo.

Habla de la vida de aquellos paganos tardíos de provincias en la Hispania del siglo V, que habían reproducido en sus pequeñas urbes una Roma que ya no existía y adoraban a sus dioses domésticos como si la historia no hubiera transcurrido y el cristianismo no fuera, desde hacía bastantes años, la nueva religión del Imperio.

El pagano vivía en estas casas, muchas veces, enormes mansiones campestres, dirigiendo la explotación agrícola,y buscando refugio ante la inseguridad material y psíquica de la época que les había tocado vivir. Estos palacios rurales se multiplican por todos los rincones del Imperio.

Creían en los dioses de sus padres y en la presencia y compañía de sus propios antepasados. Creía en sus muertos, a los que enterraban cerca de las mismas residencias rurales, con lo que el mundo sensorial quedaba cerrado por completo.No había que ir a buscar a los dioses lejos.

Podía el pagano, a través del laberinto de sus mosaicos, encontrarse con sus queridos ancestros, los únicos interlocutores que eran capaces de adentrarlos en la oscuridad de la propia sangre y los misterios del tiempo. Los mitos de los héroes que bajaron al Hades retumbaban bajo las pisadas, hablándoles.

 

Máximo, Antonio, Vetula, protagonistas de la obra, habitan la villa de Nivaria, espacio imaginario donde transcurre la obra. Creen en los dioses de sus padres y en la presencia y compañía de sus propios antepasados. Entierran aMáximo, propietario de la villa, asesinado por otros terratenientes aliados de los bárbaros, allí mismo, en la villa, con sus muertos, entre las  pinturas de sus antepasados, formando una sola comunidad de vivos y muertos.

Antonio, su fiel amigo,  vela el cadáver intentando desesperadamente comunicarse con Máximo. Necesita de sus palabras para decidirse a  marchar o permanecer defendiendo la villa ante el inminente ataque de los bárbaros que la cercan.  

La obra trascurre durante la noche del funeral de Máximo. Antonio vela el cadáver, bebe las pócimas y toma los hongos que Vetula, sacerdotisa de los antiguos cultos, le ofrece. Entraen estado de trance y guiado por Vetula, bajan al Hades – al igual que Eneas guiado por la Sibila en la obra de Virgilio –,  atravesando la laguna Estigia para encontrarse con el alma de Máximo.

 

En su viaje se enfrentaran con el desasosiego de las almas que penan, con el despotismo del obispo Anselmo,con la victoria de Máximo en la batalla de Septimanca, con la destrucción de las villas romanas, el saqueo de Roma por los vándalos y, finalmente,  con Máximo que les espera entre la oscuridad de la sangre y los misterios del tiempo.Antonio dialoga, febril e insomne, en comunión con la vida y la naturaleza de un mundo que está a punto de desaparecer.

 

 La puesta en escena y los hongos alucinógenos

    En todas las civilizaciones, incluida la grecolatina, se buscaba los efectos alucinógenos provocados por la ingesta de hongos y otras gramíneas, como el cornezuelo, que crecía entre el trigo y la cebada, para encontrarse con los antepasados y hablar con los dioses. Los misterios de Eleusis, los misterios órficos, en los hindúes, en los de los chamanes de Méjico o siberianos, se encuentra el consumo y utilización de los enteógenos (hongos alucinógenos) que ayudaban a transcender y comunicarse con el inframundo  de los muertos. El poder de los hongos y los conocimientos que provocaba ayudaban a indagar  en el inconsciente colectivo, y son sin duda, los orígenes de la religión.

   Nuestro espectáculo se nutre de ese viaje alucinatorio para hablar con los muertosen el Hades.

Nuestros protagonistas son dos náufragos del siglo V en la Hispania romana resistiendo el asedio de bárbaros cristianizados. Buscan en los antiguos ritos la iluminación y el conocimiento para encontrar sentido a la destrucción y muerte a la que se enfrentan.

 Los últimos paganos es un espectáculo para dos actores capaces de unir en la interpretación la intensidad emocional con la contención física, la musicalidad del lenguaje con la intencionalidad de la palabra.

 Los actores danzan con la palabra y respiran con las emociones en un espacio escénico donde lo consciente e inconsciente van de la mano en su alucinado viaje al inframundo.

Asunción Sanz y Agustín Iglesias se introducen en la piel de dos personalidades complejas, que a pesar de sus diferencias culturales se unen en la búsqueda desesperada de otro mundo posible.

La música de la antigua Roma reproducida por los instrumentos antiguos del grupo Synalia, unida fragmentos de ArvoPärt y Penderesky nos ayudan a aproximarnos a ese mundo pagano.

Magda García Arenal dirige este espectáculo con pulso intenso y meticuloso, creando códigos teatrales donde poder  desarrollar el rico mundo sensitivo y pagano que la novela de Luis Díaz nos ofrece.

 

Agustín Iglesias

 

 

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