Nora Méndez: De seudónimo Clara

Las memorias de una guerrillera en El Salvador. Todo un fenómeno social que está recorriendo Centroamérica y USA, el testimonio del conflicto personal y colectivo narrado por una mujer, Nora Méndez, que recogemos ahora en nuestras páginas dado su alto valor sociológico, ayudándonos a comprender y a sentir en primera persona.

 

 

Nora Méndez: De seudónimo Clara, Letra Negra Editores, Ciudad de Guatemala, 2013

ISBN: 978-9929-557-80-2

La novela-testimonio es una de las líneas narrativas de más reciente tradición en la literatura latinoamericana, desarrollada en torno a la segunda mitad del siglo XX y vinculada a la reivindicación en una sociedad en efervescencia y en tránsito desde la que se emite su voz, protagonista de su propia historia, disidente o marginal, alejada completamente de infladas retóricas, modulando la obra desde el autobiografismo en el que se integra, desde un contra-discurso social y político.

Este es el caso de la escritora salvadoreña Nora Méndez, reconocida poeta que ahora recorre la senda de la novela en De sobrenombre Clara (Letra Negra editores, Ciudad de Guatemala, 2013), compartiendo con nosotros su experiencia de guerrillera en la resistencia en el San Salvador de los últimos años 80 (siendo la autora todavía adolescente), título motivado de su pseudónimo en la clandestinidad, y cuya vida se hace síntoma de una juventud que quedó desarraigada a causa de la guerra civil que descarnó a su país hasta que llegara la paz en el 92.

Nora Méndez muestra un cuadro vivo de la época donde palpita el conflicto de la sociedad salvadoreña, no sólo en orden político (el polvorín de las facciones en liza) sino también sociológico, en el choque generacional de los nuevos modelos económicos y culturales que irradiaban los USA, opuestos frontalmente a los valores tradicionales representados (en parte) por una tradición mal adquirida, 

formalizada en una educación represiva que para Nora se hace extensión íntima de la propia dictadura desde su misma familia, salvando a su abuela, que simboliza la pachamama nutricia y protectora, ente demiúrgico y conciliador de toda la realidad en su obra.

Testimonio de una sociedad, testimonio de una guerra pero también testimonio de una estética. Nora Méndez dispone de un arma invulnerable: su poesía, que sobrepone y transciende sobre cualquier otro discurso y le hace recuperar la vitalidad y la fe constantemente, ligada a la música en la canción-protesta, pues el compromiso político de la autora se origina (hoy y siempre) desde la palabra poética, bajo la sugestión de su compatriota Roque Dalton.

La novela permite, efectivamente, una lectura en sucesivos círculos concéntricos que van ensombreciéndose hasta llegar al centro, donde Nora Méndez llegará a habitar los infiernos de la represión militar y la tortura, un abismo psicológico que Nora detalla en toda su crudeza y cuyo objetivo es eliminar la autoestima del rival infundiéndole el terror permanente dentro de sí mismo:

la paranoia es la pérdida absoluta de la confianza en uno mismo antes que en los demás. No se es capaz de dominar los instintos, aquello que garantiza nuestra supervivencia. Entonces uno recurre al boicot sin darse cuenta y la fe (…) se pierde y una se entrega a la paranoia o a la estupidez de dejar que simplemente dominen tu vida por la incapacidad de volver a plantearte una esperanza.   (p. 76)

La angustia político-existencial de Nora Méndez hilvana así dentro de su tono psicológico todo el valiente testimonio de una época convulsa y trepidante de la República de El Salvador desde su palabra de poeta y guerrillera comprometida con la libertad, en un contexto histórico donde la violencia era la única forma de responder a una dictadura que negaba toda posibilidad de diálogo, negando toda dignidad a las personas.

Nora con su novela acaba de escribir la historia que faltaba de su país y está ahora cosechando mucho espacio en emisoras y diarios centroamericanos, síntoma propiciatorio de un viaje de retorno al que se han unido tantísimas gentes que necesitaban saber y sentirse vivas, sentirse acompañadas y compartir el silencio y el miedo de tantos años, formando así de su testimonio la voz coral de todo su pueblo, que despierta de la violencia. Una novela necesaria porque con esta obra Nora Méndez ha conseguido recuperar por fin, sin ira y sin rencor, la dignidad de su país.

José Juan Martínez Bueso

Fuente Foto: El diario de hoy

 

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