y el más allá se deprime como un velero al que le han secado el mar bajo el silencio

me ensordecen los aullidos de Dios, incomprensibles para la cal y la herrumbre, mientras un océano estancado de pelo y siglos, bate las palmas para recibir al indigente preferido, y desposeerlo de su playa, para que vomite melodías de bilis en el cadáver de un piano, o para que cabalgue sobre la pesadumbre y estalle el carbón de su risa en un enjambre de tinieblas.

los años hacen las maletas llenándolas de inviernos,  empaquetando metal y niños malparidos, para atravesar nuestra abandonada ternura, y cae de rodillas en la suciedad de la sábana, para zozobrar igual que un faro que escupe la temperatura de los sueños, sobre un crepúsculo azul de dientes afilados.

se pierden pronto las mentiras cuando las luces agrias menstrúan madera repujada sobre nuestras fauces, y el más allá se deprime como un velero al que le han secado el mar bajo el silencio.

Cesc Fortuny Barcelona , 1971. Vive y trabaja en Monistrol de Montserrat (Barcelona). Agitador cultural y músico.  Ha publicado diversos poemarios:  Comiendo pelos como herejía poética (2008),  La misteriosa canción de la sangre (2010) y ha participado en el poemario Domicilio de nadie (2008). Miembro del Fanzine de literatura Cul de Sac. Fundador y miembro de la redacción de la revista electrónica La Nausea. Fundador del grupo de arte experimental Artillería Pesada, y los grupos musicales ODI, Oxímoron, Zé pequeño y Entropía. Colaborador de la revista El Tró. Participa y colabora en diversas publicaciones en la red con críticas de cine, ensayos, relatos y poemas.