Alejandro Pedregosa, la novela negra mediterránea

Iniciado en la poesía con Postales de Grisaburgo y alrededores (2000) al que le han seguido varios títulos más, este autor granadino (nacido en 1974) se ha aclimatado, cambiando de registro (tal vez inspirado del ambiente de la lírica en España)  en la producción de novela negra, un género narrativo que Pedregosa tiñe de aire costumbrista, rodeado de personajes castizos que analiza en los diversos micromundos situados en ciudades emblemáticas en cada una de sus novelas negras: Un extraño lugar para morir (2010), Un mal paso (2011) y su última obra A pleno sol (2013), que acaba de presentar en Badajoz, motivo por el cual le hemos entrevistado.

Tú eres autor de varios poemarios anteriores. Esta pulsión narrativa tuya deriva de tu instinto poético en donde hay que mantener el aliento del poema hasta el final. De esta manera tú has transpasado este espíritu a tus novelas, en donde mantienes el músculo narrativo tan poderoso que te caracteriza.

Mi obra tiene mucho que ver con lo poético efectivamente. Yo vengo de la poesía cuando recalo en la narrativa y hay un entronque no sólo estructural sino a nivel lingüístico, de precisión. Según la entiendo, la poesía sólo funciona (o funciona mejor) cuando la precisión hace que se utilicen las palabras necesarias. Esto a la hora de escribir narrativa es fundamental porque genera ritmo y la idoneidad del término, más luego una estructura. Un poeta sabe que el poema tiene que dejar al lector al borde del precipicio. Esto en la novela negra es básico. Tienes que hacer el dibujo de esa trama y tienes que pensar siempre en el lector.

Volviendo al campo de la novela, ¿establecerías alguna diferencia entre la novela negra y la policíaca?

Sí, sí. A mí me gusta   llamarla novela criminal ahora porque la novela policíaca la entiendo más como esa novela europea que proviene de Agatha Christie o Conan Doyle, que son novelas-enigma. Son comisarios o personas singulares, casi siempre en entornos cerrados, que descubren al asesino y luego con la crisis de los años 30 (del siglo XX) llega el hard boil americano de Dashiell Hammet o Raymond Chandler donde la violencia empieza a ser explícita. Hasta entonces no había grandes crímenes ni violencia. Esto lo traen los americanos. Pero yo donde me ubico es en ese tipo de novela criminal mediterránea que tiene parte de la novela policíaca anglosajona o la francesa de George Simenon pero con un matiz costumbrista donde la violencia va soterrada porque aparenta una sociedad feliz pero siempre hay cosas debajo que producen la violencia.

Tú te has criado en Marbella, en donde se concentra gran parte del crimen organizado de toda Europa, este hecho ¿te ha inclinado a escribir novela negra?

Jajaja. Tienes toda la razón y está todavía por escribir la gran novela de ese crimen organizado de la Costa del Sol que nos está ensuciando a todos, porque allí se sabe lo que ocurre pero se habla de él siempre  sotto voce. Nadie lo quiere ver ni lo quiere decir. Lo toleramos. La inquietud por hacer novela negra me viene como lector. Pero desde que he empezado a escribir novelas siempre he pensado en hacer una sobre la Costa del Sol o Marbella. La tendré que hacer en algún momento porque es muy recurrente en mí.

¿Tienen una dimensión simbólica los entornos utilizados en tus tres novelas: Pamplona, Santiago de Compostela y Madrid?  

 Todas tienen, sí, una dimensión simbólica y positiva porque pretenden ser un homenaje a esas ciudades donde yo he alumbrado cierta felicidad. El crimen está en tanto que es artefacto que genera lo literario,  pero lo que me interesa realmente es contar ese micromundo donde se genera el crimen. En la primera novela era Pamplona durante los Sanfermines, la segunda Galicia en el camino de Santiago y en esta tercera el centro urbano de Madrid durante la acampada del 15M. Me interesa contar en las novelas ese punto galdosiano: analizar ese pequeño mundo en donde se genera el crimen.

Estoy identificado con la singularidad de la España machadiana por eso me duele que no se aprecien esos valores, que se quiera hacer tabla rasa con todo, viéndolo todo de forma unánime. Creo que la riqueza de lo español está en su diversidad y proyectarla hacia el exterior. Por eso sitúo mis novelas en pequeños espacios, micromundos que se definen a sí mismos.

Tu obra siempre tiene intertextos metidos (referencias a otros autores, a otras obras) por ejemplo en la primera Una extraña forma de morir el protagonista se aloja en Pamplona en el mismo hotel de Hemingway

He intentado en mis primeras novelas mezclar el ámbito cultural con el ámbito social o urbano. Las ciudades están ahí pero siempre hay un punto cultural a veces más (a veces menos) literario. En la primera está Hemingway, el escritor de los sanfermines, en la segunda (Un mal paso) está el románico y Álvaro Cunqueiro (al que tengo una especial devoción), y en esta última A pleno sol el juego literario es más sutil porque una de las protagonistas, Daniela, desea ser escritora, entonces los intertextos vienen a través de sus diarios literarios, donde ella practica y quiere mostrar la dimensión literaria que va adquiriendo su carácter. Con lo metaliterario siempre hay un juego. Esta novela A pleno sol tiene un carácter especular de dimensión múltiple ya que hay tres voces narrativas: la primera voz es el diario de Daniela (en primera persona), la del comisario protagonista (también en primera persona) y la tercera voz de un narrador omnisciente (en tercera persona) Sí, esto me interesaba especialmente porque jugar con tres voces narrativas diferentes genera una complejidad que a los escritores nos da mucho juego porque cada una de ellas le va dando al lector un panorama lo más completo y complejo posible de todas las circunstancias que en la novela se da. El lector está viendo lo que ocurre en tres planos diferentes. Un yo enigmático que tiene problemas mentales. El diario de Daniela y el narrador en tercera persona pulcro y omnisciente. Lo que interesa es que lector tenga una polifonía que, además de una cuestión estructural, se encuentra en la raíz enigmática de este tipo de novelas.

En tu obra hay una inquietud por definir o marcar el límite que separa a la persona del asesino, tú entiendes que cualquier persona puede convertirse en un criminal

Eso es lo que me interesa. A nivel general me interesa el micromundo donde se sitúa el crimen pero a nivel particular del crimen y la maldad, lo que me interesa es esa frontera tan sutil. Por eso en mis novelas no hay criminales en serie ni psicópatas ni nada por el estilo. Existe el ciudadano burgués que, por determinadas circunstancias, decide pasar esa frontera hacia el lado oscuro perpetrando un crimen. Qué ocurre en la cabeza de alguien  que en un momento dado comete un crimen. Hay toda una serie de circunstancias detrás y eso es lo que me interesa contar. En qué momento se da el paso y por qué.

Tú has declarado que la novela negra siempre existirá porque supone la transgresión de la ley fundamental de no matarás, de ahí que la exacerbación del morbo en los lectores hará que la novela negra sobreviva

Yo creo que sí. Las tres grandes religiones monoteístas o en cualquier código legal es no matarás y esto motiva mucho a la gente porque cuando tú planteas una historia que se inicia con un crimen, el lector inmediatamente piensa en su subconsciente cuál es la falla, qué ha    podido pasar para que una persona haya violado esa ley universal. Creo que desde que surge la novela-enigma hasta hoy funciona el crimen porque claro el crimen es una anomalía. Desde pequeños nos educan en el respeto a los demás y cuando eso no ocurre, es una anomalía cultural y eso interesa a todo el mundo.

En tu obra hay una inquietud por definir o marcar el límite que separa a la persona del asesino, tú entiendes que cualquier persona puede convertirse en un criminal

Eso es lo que me interesa. A nivel general me interesa el micromundo donde se sitúa el crimen pero a nivel particular del crimen y la maldad, lo que me interesa es esa frontera tan sutil. Por eso en mis novelas no hay criminales en serie ni psicópatas ni nada por el estilo. Existe el ciudadano burgués que, por determinadas circunstancias, decide pasar esa frontera hacia el lado oscuro perpetrando un crimen. Qué ocurre en la cabeza de alguien  que en un momento dado comete un crimen. Hay toda una serie de circunstancias detrás y eso es lo que me interesa contar. En qué momento se da el paso y por qué.

José Juan Martínez Bueso

 

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