Un cuento zen

El profesor de tai-chi Raúl Martínez nos habla sobre la interpretación de las palabras en este cuento oriental

Un antiguo cuento zen nos habla de dos monjes que iban caminando por el campo. Al llegar junto a un río vieron a una joven y hermosa mujer que quería cruzar las aguas pero, debido a las lluvias de los últimos días, el cauce había crecido cubriendo el puente y no sabía qué hacer para cruzarlo. Pidió ayuda a los dos monjes y uno de ellos, el más anciano, sin dudarlo ni un momento se metió en el agua, cogió a la joven en brazos y la llevó a la otra orilla. La joven, muy agradecida, se despidió de ellos y siguió su camino.

El otro monje, mucho más joven, se quedó estupefacto por lo que había visto pues tenían rigurosamente prohibido cualquier contacto físico con las mujeres.

Los dos monjes siguieron caminando pero el joven continuaba pensando sobre lo que había pasado no dando crédito a la conducta del anciano monje. Este, dándose cuenta de que algo pasaba, le preguntó al joven que qué le preocupaba; el joven le dijo ¿Cómo has podido coger a esa mujer? Tenemos estrictamente prohibido cualquier contacto con las mujeres. El anciano le contestó: Hijo mío, yo dejé a esa mujer en la orilla pero tú todavía la llevas contigo.

Me recuerda a una frase del Tao Te King (libro base del taoísmo) Cuando desaparece la virtud aparece la ley. Nos indica que cuando estamos en armonía con la Verdad, el Tao, o como queramos llamarlo, entonces no hacen falta normas (la ley) pues esa misma armonía nos guía de manera plena. Cuando nos alejamos de eso comienzan a surgir normas para regular la convivencia, indicaciones que (en el mejor de los casos) pueden intentar llevarnos nuevamente a esa armonía.

O las palabras de San Agustín Ama y haz lo que quieras señalándonos que si tenemos lo fundamental (el amor) todo se hará desde ahí.

Parece que el monje anciano del cuento había trascendido las normas al haber llegado a lo fundamental, mientras que el joven aún no, por eso le daba tanto valor a las normas. La frase final del monje ...tú todavía la llevas contigo puede entenderse como la lección del cuento, está invitando a su joven amigo a llegar a lo que nos dirigen las normas sin quedarnos apegados a ellas. La manera de dejar a la joven en la orilla sin llevarla aún consigo, figuradamente, sería abandonar el apego mental a las normas, darse cuenta de lo que hay más allá.

No creo que se deba interpretar el cuento como un desprecio por la ley, por las indicaciones sobre cómo comportarnos en el ámbito que sea, sino como una advertencia a quedarnos apegados a esas normas y no llegar al lugar al que nos dirigen.

El poeta sufista Rumi, en esta misma línea, escribió: Más allá del bien y del mal hay un hermoso jardín, allí te estaré esperando.

Como todo buen cuento podemos interpretar de muchas maneras lo que nos narra, sacando otras muchas conclusiones interesantes. Por ejemplo, podríamos ver también el tema de la culpa y el perdonarse a uno mismo: si has hecho algo que no debías perdónate a ti mismo y déjalo ir. O el aspecto mental: es tu mente lo que te produce malestar.

También algunas otras que al lector se le pueden ocurrir.

Raúl Martínez

 

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