Consumo colaborativo: la economía que piensa en las personas

Albert Cañigueral visita Espacio COnvento y comparte sus claves para Vivir Mejor con Menos

Albert Cañigueral era un hombre normal, con una vida tan corriente como la tuya o la mía, hasta que esa misma vida le dio la oportunidad de replantearse cómo vivirla. Una tentadora oferta de trabajo, nada más y nada menos que a Taiwán, y un viaje con muy poco equipaje por medio mundo le ayudaron a mirar con algo más de distancia y realismo la cultura en la que había crecido.

Así pudo comprobar algo que ya sospechaba: que el hiperconsumismo nos estaba nublando la vista invitándonos a valorar al individuo sólo sobre la base de sus posesiones y que habíamos perdido la perspectiva sobre lo que de verdad hace nuestras experiencias plenas y satisfactorias.

Comenzó entonces a investigar sobre lo que se conocía en el resto del globo como collaborative consumption y decidió traducir y compartir todo lo aprendido a través de un blog .

Hoy, Albert Cañigueral se ha convertido en el gurú del consumo colaborativo en español, y de eso es precisamente de lo que trata su primer libro, Vivir Mejor con Menos (Conecta, 2014), recientemente presentado en Badajoz.

Manual para principiantes

Vivir Mejor con Menos podría considerarse una guía imprescindible, un libro de cabecera, tanto para quienes ya conocen los entresijos de la economía colaborativa como para quienes acaban de escuchar ambas palabras en este texto.

El consumo colaborativo sugiere sustituir la producción y el consumismo desaforados por un modelo económico que comparte y pone en circulación los bienes que ya existen. Propone dejar de entender el consumo como propiedad para definirlo como acceso y uso —de ahí lo de mejor con menos—, situando en el centro las necesidades de los usuarios, porque ¿qué sentido tiene comprar un taladro que vamos a usar 12 minutos en toda su vida útil cuando podemos pedirlo prestado o alquilarlo? ¿O por qué tener un coche en la puerta de casa si se pasará estacionado el 95% del tiempo con, pese a todo, un coste mensual de mantenimiento de 500 euros entre seguros, combustible, limpieza y reparaciones?

En cierto modo, esta idea queda lejos de ser radical o revolucionaria. Al fin y al cabo, supone volver a modelos tradicionales de colaboración, préstamo, intercambio e incluso venta de objetos y servicios. Piensen en los traperos que facilitaban el trueque en los pueblos extremeños, en los intercambios informales entre vecinos (acelgas por huevos) o en cómo regalábamos el cromo repe por el que no teníamos en el colegio. Eso, justo eso, es consumo colaborativo. La única diferencia es que en el siglo XXI la gestión de tales relaciones se produce a través de internet y aplicaciones móviles, ayudando la tecnología a salvar viejos obstáculos, superar las barreras locales y convertir estas redes de interés en escalables.  

Se habla entonces de usuarios que alquilan sus viviendas y habitaciones para estancias cortas o vacacionales (AirBnB) , que ceden su sofá a otros mochileros de manera desinteresada (Couchsurfing)  o que ponen a la venta utensilios que tenían arrumbados en el trastero (Segundamano.es) . Pero nos referimos también a bancos del tiempo (en los que los participantes intercambian destrezas y habilidades), huertos compartidos, monedas sociales, plataformas de crowdfunding o la misma Wikipedia.  

La lista es interminable y aplicable a casi cualquier sector, e incluye otros ejemplos tan cercanos como los grupos de consumo Manojo y Mansalva en Cáceres, o Ecoba en Badajoz, y el también pacense Espacio COnvento  una iniciativa de coworking donde profesionales independientes, emprendedores y pymes comparten un lugar de trabajo para desarrollar sus proyectos de manera independiente y/o cooperativa.

Eficiencia, sostenibilidad, felicidad

Son muchas las personas que piensan que el auge del consumo colaborativo en nuestro país viene de la mano de la crisis económica. Después de todo, nos ayuda a ser más eficientes, a minimizar costes e incluso a ganar dinero.

Sin embargo, aunque bastante decisiva, la económica no es la única motivación tras la implantación de estas iniciativas. Como explicaba Albert Cañigueral durante en la presentación de su libro, lo divertido es que una vez que te das cuenta de que puedes cubrir tus necesidades de forma más económica, descubres gente; esto es lo que engancha. Beneficios emocionales y sociales (sentimiento de comunidad) a los que se une con frecuencia la buena práctica medioambiental —al compartir coche (BlaBlaCar) , no sólo nos ahorramos unos euros, sino que además conocemos gente nueva y reducimos nuestras emisiones de dióxido de carbono, igual que al comprar productos de segunda mano contribuimos a disminuir la basura generada. Todos ganan.

Utopía o realidad

Vivir Mejor con Menos plantea alternativas de cambio en las que los consumidores pasivos se transforman en ciudadanos productores-creadores de valor —ellos establecen los precios y términos de los intercambios, conectan directamente con el usuario del servicio que ofrecen, recuperan el poder y la capacidad de decisión que les ha sido negados por las empresas convencionales.

La implantación sin prisa pero sin pausa de este modelo carece, no obstante, de garantías de éxito. La novedad de estas prácticas provoca reticencias y obliga a su regulación, mientras los grandes inversores se interesan por conseguir su parte de un pastel que se prueba suculento, con los riesgos que esto lleva asociados.

Por último, se hacen evidentes ciertos requisitos culturales. En sociedades educadas en el individualismo, toca comprobar si estamos preparados para construir un sistema que se apoya en la confianza recíproca, en dar sin esperar nada a cambio, en compartir, en cooperar.

Con todo, Albert Cañigueral es optimista: Como sociedad, tenemos ciertas ventajas. Por un lado, España es uno de los países con mayor penetración de smartphones [tecnología fundamental para el despegue del consumo colaborativo]. Y como sociedad, después de la dictadura, hemos sufrido cambios culturales muy bestias. Somos una sociedad bastante plástica y estamos recibiendo bien estos valores.

Y vosotros, ¿qué opináis?

Isabel Rosa Benítez

¿Quieres saber más sobre consumo colaborativo? Te invitamos a visitar www.consumocolaborativo.com (desde ahí puedes también acceder al libro Vivir Mejor con Menos) y a ver este interesante vídeo sobre las cifras y retos de este movimiento. https://www.youtube.com/watch?v=PPdvLTe0wjA  

Y si has participado o conoces iniciativas de este tipo, compártelas. Estaremos encantados de saber más sobre tus ideas.

 

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