Un cuento moderno

Raúl Martínez extrae de una película la enseñanza del Tao de ser fieles a nosotros mismos sin condicionamientos para encontrar nuestro camino 

Quienes vengáis siguiendo la Madreselva sabréis que me gusta comentar algunos cuentos orientales en esta sección, desde la perspectiva del taoísmo, la corriente filosófico-cultural en la que germinó el tai chi chuan, el arte que practicamos en nuestra asociación Wu Wei. Hoy querría hacer lo mismo con un cuento moderno, del año 1993, la excelente película “Atrapado en el tiempo”.

Como toda buena historia puede ser vista desde muchas perspectivas y permite sacar multitud de mensajes o enseñanzas en función de la persona que la escuche. Para mí es fácil imaginarme esta película como una versión actualizada de alguna antigua narración taoísta, donde el protagonista se enfrenta a algo fantástico obteniendo con ello una enseñanza.

Los principales personajes del film son Phil, hombre del tiempo de una cadena televisiva caracterizado por ser totalmente egocéntrico, con un humor muy sarcástico y que, en general, odia a la gente, tratando con ella solo para obtener lo que desea. La contrapartida a Phil la pone Rita, productora de la misma cadena televisiva y con un carácter bondadoso y encantador, que disfruta de la gente y de las pequeñas cosas de la vida con alegría y sencillez, todo lo contrario a Phil.

Ambos acuden a cubrir un reportaje a un pequeño pueblo estadounidense, Phil, de mala gana, esperando cubrir expediente cuanto antes para volver rápidamente a su vida. Rita disfrutando de la nueva experiencia y con ilusión. Cuando acaban su trabajo y ponen rumbo de vuelta a casa son sorprendidos por una tormenta de nieve que ha cortado la carretera, con lo cual deben volver al pueblo y pasar allí otro día más. Al amanecer el nuevo día Phil descubre desconcertado que, de alguna manera inexplicable, ha despertado en el día anterior y que está reviviendo exacta y literalmente el mismo día en aquel pueblo perdido que él odia. Esto se repite día tras día, como una aparente maldición del destino: Phil debe vivir una y otra vez uno de los peores días de su vida.

La manera en la que el protagonista enfrenta esta fantástica situación sirve para ver reflejado el modo en el que nosotros mismos nos enfrentamos a cualquier situación desagradable de nuestra vida, que como a nuestro protagonista, seguramente se nos repetirá una y otra vez, sin que entendamos muy bien por qué.

La primera reacción de Phil es, lógicamente, pensar que esto no puede estar pasando, por ello acude a un neurólogo y a un psiquiatra esperando encontrar alguna razón para lo que le pasa, pero no hay ni explicación ni escapatoria para lo que está viviendo.

Aquí podemos ver reflejada la típica tendencia humana a no querer enfrentar las situaciones desagradables: esperamos que pasen de largo (aunque a veces lo hacen), no aceptamos totalmente que están ahí. En psicología se habla de la evitación experiencial, consistente en la tendencia insana a  evitar sentir el dolor que nos producen las situaciones desagradables de la vida, actitud que nos impide también enfrentarnos y superar esas mismas situaciones.

Tras este inicio Phil acepta lo que está pasando y empieza a darse cuenta de que, ya que haga lo que haga volverá a comenzar el mismo día cuando amanezca, puede hacer todo lo que quiera sin importarle las consecuencias, se da cuenta del poder que esta situación le da. Así le veremos dándose atracones de comida, seduciendo a las chicas que le gustan (como vive el mismo día una y otra vez recaba información sobre ellas y averigua lo que les gusta), robando el dinero de un banco,… con muy buenos resultados para él.

 

Claramente esto refleja un estilo de vida egoísta, pensando solo en obtener lo que deseamos, mirando solo por uno mismo sin preocuparnos por las consecuencias de nuestros actos y buscando el poder y el placer a toda costa.

Pero sucede que nuestro protagonista decide seducir a Rita, su compañera, con las mismas estrategias: averiguar lo que a ella le gusta para fingir que él es así. Intenta conseguirla a toda costa pero ella le rechaza una y otra vez, pues su instinto le hace ver que algo no es natural en Phil. Es un punto muy interesante de la película pues nos hace ver que hay cosas que no se pueden forzar, deben suceder de manera natural (o no suceder), una lección muy taoísta.

Aquí Phil se da cuenta de que lo que más anhela se le escapa a pesar de todos sus intentos, trata de ser quien no es para agradar a Rita obteniendo la reacción contraria: ella le rechaza.

Tras esto Phil pasa por una fase de depresión: al darse cuenta de que haga lo que haga no la consigue, se enfrenta al absurdo de la vida, nada tiene ya sentido para él, lo que él hace o es no sirve para nada y la vida se repite una y otra vez implacablemente sin ningún sentido para él. Decide pues suicidarse, sin resultado pues vuelve a despertar la mañana siguiente en el mismo absurdo día.

Tras esta “noche oscura” en la que se rechaza a sí mismo, su sarcasmo y su egoísmo caen también, inútiles y sin sentido como todo lo demás, y en esa especie de vacío en la que pierde todo deseo surgen de manera natural sus sentimientos más verdaderos. Ahora se da cuenta de cuanto ama a Rita y se lo dice claramente pero ya sin el deseo de lograrla, simplemente porque ese sentimiento surge en él. Además empieza a darse cuenta de que empleando su tiempo en ayudar a los demás encuentra significado y plenitud. El día interminable que se repite una y otra vez va llenándose de sentido al surgir su verdadero yo más allá de su egoísmo, mirando no solo por él sino por que el mundo sea un lugar mejor para todos.

De esta manera poco a poco consigue trasformar el peor día de su vida en el mejor, en un día en el que ha vivido plenamente, satisfecho consigo mismo y con los demás, pues ha sido coherente con su yo natural, al que antes no escuchaba.

Lo interesante de este giro es que Phil no cambia su conducta por seguir unas normas éticas o morales sino porque, al perder todo anhelo, surge de manera natural de su ser. Algo esencial del taoísmo es su oposición a toda directriz que diga cómo debemos actuar; para esta filosofía las normas externas rígidas limitan nuestra naturaleza, por ello buscan una conducta espontánea y sincera que surja del contacto directo con nuestro ser, con nuestro corazón, algo que la película refleja muy bien.

Y por supuesto, al final consigue a la chica, sin ningún asomo de egoísmo en su actitud.

Creo que la película refleja estupendamente esa moraleja que tienen muchos cuentos orientales de que sólo seremos felices si escuchamos nuestro interior sin egoísmo y si somos coherentes con nosotros mismos.

 Raúl Martínez

Profesor de tai chi. Asociación Wu Wei de Zafra.

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