El MEIAC acoge en sus salas Sincronías hasta el 30 de septiembre en su horario habitual , una muestra de arte portugués contemporáneo seleccionada por el mismo MEIAC de la colección del señor Antonio Cachola, de la que nace el Museo de Arte Contemporáneo de Elvas, MACE (de muy recomendable visita), la mayor y más prestigiosa colección de arte portugués.

La muestra está planteada como un diálogo cultural entre los dos museos citados, coincidiendo en la suma de experiencias y recursos, una alianza que se inició hace 14 años con una exposición análoga, sólo que la colección Cachola se ha ido enriqueciendo y ampliando con diversas adquisiciones desde aquel año inicial de 1999.

Nos encontramos con la creación de sinergias entre espacios creativos muy similares en cuanto diversos rasgos socio-económicos y culturales, de ahí deriva el título de la muestra, Sincronías, una exposición que traza un recorrido intercultural nuevo que intenta reubicar las coordenadas culturales de una zona, (la raya hispano-portuguesa) que había permanecido tradicionalmente aislada de la postmodernidad.

Un recorrido artístico transfonterizo conformado por 30 artistas a lo largo de seis estaciones sutilmente trazadas en cuanto lenguajes correlativos y (en algunos artistas) no siempre aislados, engarzándose unos en los otros en solución de continuidad: arte plástico, fotografías, arte conceptual, instalaciones, esculturas y video-arte.

Estas seis estaciones o categorías expositivas interdisciplinares se encuentran cohesionadas en torno al sentido estructuralista que las impregna, en consonancia con la trayectoria generacional de sus autores (prácticamente todos se inician lindando los 80).

El estructuralismo que gravita sobre todas las obras le da a la muestra unidad dentro de lo diverso, con un discurso experimental sobre la naturaleza del objeto artístico y su percepción muy personal, y así, tenemos dentro del lenguaje plástico: el lienzo como formalización visual (es sólo una referencia para entendernos) la obra expresionista de Pedro Calapez o el arte reticular de José Rodrigues.

Junto a ellos, íntimamente ligado estaría el bloque del arte conceptual (objeto artístico desmaterializado) caracterizado por el artefacto cinético como alusión al folklore de Joana Vasconcelos, Joäo Louro con una didascalia sobre imagen oculta o la transcripción manuscrita sobre papel del diccionario obra de Joäo Leonardo. Para acabar con la sección de fotografía en la que caben destacar las imágenes hiperrealistas y disémicas de Augusto Silves y Joao Queiros.

Los siguientes bloques están íntimamente ligados y confundidos: esculturas e instalaciones, entre las que cobra protagonismo la reflexión especular, así, la anamorfosis escultórica de Alexandre Farto. A través de espejos Rui Sánchez proyecta concepto e imagen física desdobladas, y la instalación de raíz estructuralista de José Pedro Croft emplea espejos como auto-reflexión, entre otros. Noé Sendas nos presenta la aterradora presencia de una mujer (vestida de negro) preguntándose por su identidad rodeada de espejos diversos.

En otra dinámica destaca la instalación de Joäo Pedro Vale que alude a la utopía con el globo aerostático rosa desmontado y la estructura reticular en varias fases, escultura-instalación de Joäo Paulo Serafim. La sexta estación de este viaje artístico e interdisciplinar culminaría en la expresión del video-arte en obras como la de Joäo Onofre y Joäo Talorna con sus ilusiones ópticas.

La colección de arte de Antonio Cachola que expone el MEIAC repasa el panorama portugués contemporáneo donde se advierte la inquietud por el sentido y la recepción del objeto artístico, un concepto estructuralista que gravita sobre todos los autores de esta muestra, y que gracias a esta idea, nos permite comprobar cómo el discurso del arte portugués se halla en sincronía con el resto del arte contemporáneo europeo.

José Juan Martínez Bueso