Nos invaden

Nuestra colaboradora Ana Moreno hace un repaso al imaginario navideño con que los medios nos invaden con su discurso publicitario

Prevenidos... Luces, cámara, ¡acción! Graban y fin de rodaje. ¿Hablo de una película? No, del rodaje de un anuncio publicitario. Maravillosos en su mayoría, pero de costes  desorbitados. Esto es lo que envuelve al mundo de la publicidad.

En estos meses del año los anuncios son más visuales. Ejemplo de ello lo constituyen los numerosos spots de perfumes -porque de colonias, no; claro- de Gucci, Jean Paul Gaultier, Calvin Klein o DKNY. Vemos a actores esculpidos, porque en estas fechas la televisión no merece un simple modelo, sino el contar con una Blake Lively -la encontramos en Gossip Girl-, a la aquí Pretty Woman Julia Roberts o por qué no a uno de los Cullen, Robert Pattinson, saliendo de sus colmillos pero con la misma frialdad que antes. Como vemos, no se escatima en gastos.

Aunque la mayoría de los anuncios que vemos a lo largo del día en televisión nos resultan molestos, pues interrumpen nuestra programación, se proyectan algunos que consiguen atraer nuestra atención, gracias al despliegue de medios, su factura, lo ingenioso de su puesta en escena, etc. Creo que en buena medida somos consciente de ello, aun así nos impregnamos con litros de olorosas esencias y kilos de afeites, engullimos turrones y bombones sin parar, acompañados de burbujas de cava, con la vana pero legítima esperanza de asemejarnos a las apolíneas figuras que las promocionan y el goce que nos auguran. 

Otro capítulo importante lo constituyen las melodías que los arropan. Cómo olvidar Vuelve a casa vuelve, Merçi, te doy las gracias o En estas Navidades turrón de chocolate; y no digamos la cantinela de las voces de los niños de San Ildefonso. Unos y otros se convierten en pegadizos singles que acaban por constituir por sí mismo un reclamo o la evocación de un tiempo determinado, cuya machacona reiteración acaba por hacernos ansiar la llegada de la festividad navideña.

Parece que sin esto y, sobre todo, sin la gala de Nochebuena de Raphael no podemos pasar unas típicas navidades hogareñas. Aunque las cosas están cambiando, siempre estaremos pegados a la pantalla para ver qué anuncio es el que va antes de las campanadas, con Anne Igartiburu pasando frío, como siempre, en la puerta del Sol, esperando que no haya ningún fallo al caer la bola del reloj y por supuesto el discurso del nuevo rey.

Así pues, empieza el maratón de programación navideña, con el consabido sorteo de Lotería de Navidad, que por cierto no me pierdo desde que lo anunciaba El Calvo, a pesar de no haber sido agraciada nunca con un premio, pero este año no pierdo la ilusión, pues seguro que en algún lugar de Extremadura se halle el Bar de Antonio, se solidarice y si toca su décimo, que me lo guarde, luego paso, y lo pago. Felices fiestas.

Ana Moreno González

Otros artículos de Ana Moreno:

Comentarios

Enviar un comentario

Para poder comentar debes estar registrado. Regístrate o accede a tu cuenta.

No hay comentarios por el momento.


Produce Madreselva Servicios Culturales, S.C.
revistamadreselva@gmail.com
Apdo. Correos 381, 06300 Zafra (Badajoz)
Aviso Legal | Servicios | Publicidad
Utopia.es - Internet más cerca
Aviso

Utilizamos cookies propias y de terceros para el análisis de la navegación de los usuarios. Si continua navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Ok Más información