Emprender en Extremadura no es algo novedoso. Las instituciones (Extremadura Avante, Diputaciones Provinciales,…) llevan ya unos años promoviendo el emprendimiento en la región, y no sólo en los grandes focos de población. Recordemos, por ejemplo, el proyecto de la Escuela de Emprendimiento y Laboratorio de Innovación, de la Diputación de Badajoz, que nuestra empresa, ALAMCIA ejecutó asesorando, en global, a más de 100 emprendedores en 7 comarcas.

Pero Extremadura tiene características que la hacen distinta a cualquier región española. Una de ellas es su amplitud de territorio, con el 8% de la superficie nacional, pero poco más de un 2% de población. Esto hace que Extremadura sea un territorio rural. Y esta es una de las características que la hacen diferente para emprender: su carácter rural.

En las grandes poblaciones, el apoyo al emprendimiento se facilita más. Las instituciones ponen al servicio del emprendedor recursos para apoyar sus ideas de negocio. Esto ocurre también en algunos pueblos como Los Santos de Maimona, donde la Fundación Maimona desarrolla iniciativas novedosas como Mainova, el Laboratorio Social de la Innovación.

El problema en Extremadura está en el apoyo que se pueda dar a emprendedores en pueblos pequeños (como Puebla de Alcocer, o Usagre). Hemos de decir que es encomiable el esfuerzo de las instituciones de apoyar el emprendimiento en la región, pero también que, por mucho que se quiera, no se llega a todos los sitios.

Es cierto que las nuevas tecnologías suponen tener al alcance de la mano una serie de recursos para y sobre los que emprender, pero también es cierto que no han supuesto el cierre total de la brecha de acceso a los recursos en toda la población. Por otro lado, las necesidades del emprendedor rural (en términos de “monetización”) son menores, y el punto muerto, o el break even, es más cercano, pero… es necesario alcanzarlo.

No obstante, existen áreas clave donde potencialmente se puede emprender. Una de ellas, archiconocida, es la de los servicios asistenciales y sociales. En este sentido, muchos de los programas que se ejecutan desde las instituciones van por ahí: por ejemplo, muchos “@prendizxt” se centran en esta especialidad (no hay más que ver la lista de proyectos aprobados del SEXPE para darse cuenta de ello). El turismo y el ocio son otros dos potenciales áreas donde emprender. Y, por supuesto, el sector agrario, donde Extremadura es muy potente. Pero, en estos últimos casos (turismo, sector agro), es necesario apostar por iniciativas con fuerte carácter innovador, como ha hecho, en su medida, el programa Agrotech Startup de la Junta de Extremadura.

Aún así, existen negocios, pequeños, que pueden ser puestos en marcha. Recuerdo el caso de Cambalache, una tienda de productos de segunda mano en Jerez de los Caballeros que surgió a través de la Escuela de Emprendimiento. Una tienda paradigmática de lo que se puede realizar en Extremadura, nada relacionado con los sectores potenciados por la administración, y que, a nuestro modo de ver, usa eficientemente los recursos disponibles.

Alberto Arroyo

Gerente – CEO, Alamcia S.L., una empresa de consultoría y asesoría para empresas, administraciones públicas, emprendedores e innovadores.

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