Juan Vicente Piqueras. La poesía de la disolución

Aproximación a la obra poéitca de Juan Vcente Piqueras, una obra marcada por la experiencia efímera de la palabra oral 

La pérdida como sustrato de la experiencia (y a veces, como consecuencia de ella) suele ser una constante que vertebra la obra de muchos poetas. Es por ese estrecho vínculo de sentimiento vital que tal vez se haya  encuadrado a Juan Vicente Piqueras en la línea de la poesía de la experiencia, una estética muy afín con su obra, claro está, que emergía cuando este autor valenciano iniciaba su trayectoria a mediados de los 80 del siglo pasado. Por aquel entonces, este membrete sirvió para reflejar una nueva sentimentalidad (como algún crítico esgrimió), la misma que José Luis García Martín denominó poesía figurativa en contraste con la ingravidez de la poesía del fragmento o poesía del silencio. De esta manera se estaba refiriendo, evidentemente, a un estilo nuevo que actualizaba el intimismo coloquial, relajado y algo mordaz de los poetas del grupo de los 50 como reacción a la corriente estructuralista y hermética predominante en la poesía española de los años 70 (que continúa, decíamos, en la corriente poética del silencio).

No es de extrañar que, por contraste, a la obra poética de Juan Vicente Piqueras se le atribuyese el membrete de poesía de la experiencia y es razonable que así fuese en su momento, compartiendo muchos de sus rasgos. Pero hoy en día, esa denominación para el trabajo de nuestro poeta debe ser revisada para matizar sus criterios.

Juan Vicente Piqueras en su poesía apela a sus lectores, los incluye gramaticalmente en su punto de vista y los introduce así en su misma dimensión textual y emocional en una fraternidad amplia y generosa, de ahí su uso coloquial de la lengua, no exenta de musicalidad en un verso narrativo, confesional y tenue. 

En síntesis: un estilo  aparentemente sencillo con el que nos revela  su hondo sentido telúrico reflejado en ese realismo metafórico (así llamado), que no es otra cosa que el sentido trascendente de la naturaleza en su relación con las personas. Esta relación en Piqueras destila un fuerte sentido elegíaco que se intensifica ante la contemplación de la historia en sus ruinas (metáfora de nuestras vidas), de modo que este rasgo culturalista, lejos de ser exhibicionismo, lleva aparejado el rastro de esa experiencia siempre desoladora que vierte en sus poemas desde una experiencia temporal que, o bien está evocada (digerida en la reflexión) o bien está expresada en tiempo presente, creando el poema desde el instante de la lectura, avanzando junto al autor en su misma dimensión humana.

Todo lo cual refleja una dura realidad que continuamente Juan Vicente Piqueras en su cosmología de piedra y sol entiende como conciencia de continua pérdida que asume estoica y humanamente como nuestra propia identidad. La experiencia de la disolución.

José Juan Martínez Bueso

Foto: Jordi de Castelldefels

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